Los avances tecnológicos de las últimas décadas dan cuenta de la necesidad de tener una sociedad culturalmente a la vanguardia, y de no quedar rezagados en la evolución informática.
Las tecnologías de la información y la comunicación ya son
parte de nuestra vida cotidiana, y no podemos negar la influencia que tienen en
todos los ámbitos de ésta, desde las diversas formas de expresarnos, pasando
por las opiniones y deseos, hasta lo más íntimo de las relaciones
interpersonales.
Los jóvenes son los que se ven más afectados en este avance
de la tecnología de las últimas décadas y vemos cómo la información que fluye y
les llega no siempre es la adecuada, esto puede generar problemas a la hora de
confrontar la realidad, abordando estereotipos o formas de conducta erróneas.
Así la ley de educación sexual integral promueve una base
equitativa desde la cual todos y todas podamos evitar prejuicios y un mal uso
de la información.
La ley contempla los avances de la tecnología y los flujos
de información.
En este sentido la ley 26.150 aborda la temática de la
educación sexual, y toma a las TIC para su beneficio. Vemos claramente cómo las
TIC son una herramienta básica para aplicar la ley en todos los niveles
educativos.
También vemos cómo las TIC se convierten en una herramienta
para ejemplificar las consecuencias del mal uso de la información y poner en
evidencia la exposición diaria a la que se ven sometidos los jóvenes.
Si bien la ley no trata el tema de las TIC con profundidad,
es claro en su formulación y su aplicación que son una base para su tratamiento
y eficacia
La ley asume la responsabilidad del estado en la educación
sexual, y desde este punto es importante destacar la intervención del mismo
mediante políticas públicas que permitan la integración de todas las esferas;
en este caso la integración de las TICS y la Educación Sexual Integral.
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